El orden de los apellidos.

La polémica que rodea el tema del orden de apellidos me sorprendió mucho. Me imagino que este sea porque solo sé el sistema inglés, lo que siempre ha prestado a los padres la libre elección para decidir que apellido dar a su niño. Aunque entiendo la tradición española, no creo que el cambio de la Ley deba causar tantos problemas como se exponen en los medios.

Desde mi punto de vista, reconozco dos asuntos principales: la pérdida de los apellidos que empiezan con las letras más bajas en el orden alfabético y la rotura de la línea de apellidos que, hasta este punto, se han utilizado por la fácil investigación de su árbol genealógico.

En primer lugar, no puedo creer que en la actualidad haya tantos desacuerdos sobre este tema para provocar un rápido cambio en la tendencia de la gente. La Ley no exige que el apellido materno tenga que ir primero solo que los padres deberán negociar y, solamente en el caso de desacuerdo, aplicarán el orden alfabético. Por eso, si la gente posee un deseo fuerte mantener los apellidos en concordancia con el procedimiento de sus antecedentes, todavía tendrán la oportunidad hacerlo.

Segundamente, me doy cuenta de la facilidad del sistema vigente en la búsqueda de su árbol genealógico. No obstante, esta debe ser una búsqueda romántica para que encuentre las historias sobre su familia; no es una tarea para cumplir en un día. No creo que los efectos de la nueva Ley se sientan durante muchos años. En algún caso, todavía quedarán los dos apellidos, haciéndola una búsqueda mucho más fácil que la de las familias inglesas.